Fui la intrusa, la invasora,
el fruto que tu vientre relegó.
Fui holocausto en tu vida,
el desastre que no querías.
Y aun así, tuviste la osadía
de darme la vida.
Temiste mirarme,
y apretando los dientes,
contuviste el llanto.
Me sujetaste en tu pecho,
presionando tu triste corazón.
Fuiste madre contra tu voluntad,
te cortaron las alas,
vejaron tu libertad.
Pero hiciste del dolor
tu fuerza y armadura.
La vida se volvió un reto.
La sociedad,
monstruo de mil ojos y mil manos,
te juzgó sin saber.
Y aun así, venciste
con tu alma de tornado.
Hoy te llamo mi roble,
mi volcán en erupción,
mi estrella.
Y te llamo madre,
y aún me hundo en tu pecho,
compartiendo el dolor
que invade tu corazón.
martes, 16 de septiembre de 2025
MADRE
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